martes, 10 de diciembre de 2013

Celebrando la democracia

Nuestro país cumple hoy tres décadas continuadas de democracia, una fecha que invita a repasar los logros pero también las deudas del sistema



Un 10 de diciembre de 1983 la República Argentina volvía a ver asumir a un presidente elegido por el pueblo de la Nación en elecciones libres. Se trataba del radical Raúl Ricardo Alfonsín que había derrotado en los comicios de octubre al justicialista Ítalo Argentino Luder.

La democracia naciente trajo consigo los sentimientos de libertad y esperanza pero el panorama era incierto. Las inmensas desigualdades sociales existentes, gran parte de la economía  en manos extranjeras, la industria nacional desmantelada y una deuda de dimensiones abismales eran los pesados legados que dejaba la más oscura dictadura cívico-militar que recuerde nuestro país.

El retorno al sistema democrático advino con esos condicionantes pero se sobrepuso y por eso un día como hoy, a treinta años de aquel trascendente suceso en la vida institucional de nuestro país, la fecha genera un sinnúmero de sensaciones e invita a la reflexión.

En primer lugar, corresponde celebrar enérgicamente este aniversario por lo que implica en nuestra historia.  Cabe destacar que estos años permitieron a la ciudadanía elegir en comicios limpios y sin proscripciones a seis presidentes, entre ellos, dos radicales y tres justicialistas. También permitieron someter a juicio penal a aquellos criminales que atentaron contra su propio pueblo durante la dictadura cívico-militar, posibilitaron el divorcio vincular, la firma de un Tratado de Paz con Chile por el Canal de Beagle, las primeras gestiones con Brasil dando paso al proceso de integración latinoamericana, la reforma de la Constitución incorporando a ella Tratados de Derechos Humanos.

El sistema democrático resistió la aguda crisis social y económica del 2001 que provocó la renuncia de un presidente y el paso de cinco ciudadanos por la máxima magistratura del país en sólo veinte días.
También la democracia permitió sancionar una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Asignación Universal por Hijo, el Matrimonio Igualitario, la identidad de género, la recuperación de las empresas nacionales, entre otras trascendentes conquistas.

Los logros son notables pero también existen severas deudas que la democracia aún no ha podido saldar y que son imperativos urgentes para nuestro futuro. Así, la exclusión social debe ser desterrada de la Argentina, debemos retornar al país del pleno empleo que supimos tener, el desendeudamiento definitivo del Estado, la derogación de todas las normas sancionadas por dictaduras militares aún vigentes, son algunos de los pasos que la democracia argentina aún adeuda.

Treinta años no es poca cosa, es el periodo democrático más extenso que nuestra historia recuerde y ello merece le alegría de cada uno de los argentinos por la democracia que, entre todos, supimos conseguir.

José Ignacio López.